Monday, November 26, 2007

Tango



Cuando ella entra en el campo de batalla, él ya hace cuarenta minutos y seis segundos que está esperando. Automáticamente empieza el juego. Para los dos. Sin ni siquiera mirarse, ejecutan sus primeros movimientos. Él termina con su trago y enciende un puro, ella da sensación de seguridad. Hacen falta unos movimientos de muestra para empezar quien de los dos va a ser el cazador esta noche. Ella ha apostado por el clásico recurso del vesido largo y rojo. Él no necesita nada más que su paciencia y su serenidad. Trazan entre sus figuras segmentos de espacio de longitud variable, que se acortan a cada minuto. Los dos saben que el buen cazador es aquél que establece los términos para que la presa se acerque a él. También saben que la línea recta es el camino más corto entre dos puntos, pero no siempre el más efectivo. Están bailando, están totalmente unidos, y aún no se han mirado. Les separan metros, pero ya disfrutan del tango. Esta noche va a ser la dama quien tome la iniciativa. Ella cruza las piernas. Él, secretamente, los dedos. Luego cruzan las miradas. Es un duelo equilibrado. Ella saca su pañuelo, él dos billetes y un nuevo movimiento. Compra dos copas y le ofrece una a ella. Acepta, claro. Beben, preparándose para el inminente inicio de los movimientos serios, los que van a muerte. Terminan simultáneamente sus copas, y de una forma asombrosamente sincronizada, se atacan ferozmente. Ella clava sus ojos en él. Él la arrastra solo con aplomo y media sonrisa. Le tiende la mano. Ella se inclina y muestra su cuello. Dignísimos adversarios. Tercer tango y baile literal. Las arremetidas son violentas, la caza ha llegado a su término. El final es previsible:

la mano en la mano,
la mano en la cosa,
la cosa en la mano,
la cosa en la cosa...

y a otra cosa, mariposa.

1 comment:

annouk said...

bua la cançó aquesta surtia en un capítol de nip/tuck
casualitat?? coincidencia??

bon gust clarament.

muua