No, no te preocupes. No es tan contradictorio como parece. Si has entrado ya no formas parte del grupo que verá la foto en pequeño, en los f/f de otro, y pensará: “Míralo, ya ha sucumbido. Piensa pegarse un tiro en la cabeza. Uno de los portadores del estandarte del rechazo al suicidio, apuntando el cañón de una calibre 45 directamente hacia su sien”
Vamos, sólo observa un poco. No hace falta ser un experto en balística. La pistola tiene el carril montado. No está cargada. No hay ni una sola bala, ni siquiera en la recámara.
No puedo cambiar de opinión. Evidentemente, sigo pensando que el suicidio es la solución de los débiles perdedores. Lo que sale de esta pistola es mucho peor que una bala. Al fin y al cabo, un tiro te hace perder los problemas de vista en cuestión de un segundo, ¿no?
Lo que sale de este cañón es la historia de una resistencia. Es un animal, igual de ligero del aire, más aún si cabe, que me muerde el cerebro.
Una carga sentimental disparada a bocajarro que no abre más que un agujero invisible en mi cabeza, por donde se escapan las ganas de sonreír.
Me voy a pegar un tiro que no mata, pero quita la vida.
Cuidado, que salpica.
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I de regal, un altre de relacionat:
Mantén tu conciecia limpia y tranquila.
Levántate. Aféitate, pégate una ducha rápida y sal a la calle mientras engulles cinco o seis galletas maría. Coge el autobús por los pelos. ¿Ves a esa anciana? Déjala sentar. Muy bien, conciencia limpia. Llega al trabajo. Saluda a tu jefe, al jefe de tu jefe, al pelota, al pesado, al machaca y a la tía buena. Cree que multiplicas la productividad: muy bien, conciencia limpia. Es la hora de tomar un café. Vamos, ponle azúcar. Vaya… le hechas tres cucharadas rebosantes, y de la cuarta quitas un poco. ¿Qué esperas, adelgazar? Tú no vas a adelgazar, pero tu conciencia queda limpia. Igual que cuando terminas el trabajo y te vas a comer. ¿Escogerás las acelgas hervidas o el surtido de fritos muy muy llenos de grasa? Escogerás las acelgas, aunque sepas que unas horas más tarde estarás poniéndote hasta el culo de chocolate. No comes sano, pero tu conciencia está reluciente. Llega a casa. Mira, el correo. Sorpresa. Ha llegado un dibujito. Es una mariposa. Viene de Guatemala. Lo ha hecho la niña que tienes apadrinada. No tienes ni idea de cómo le va la vida. Ni puta idea. Dos veces al año te llega un dibujito como este. Tú mandas veintiún euros al mes, pero no la alimentas a ella. Alimentas tu conciencia. Pasa la tarde engordando, abrillantando, cuidando con esmero tu conciencia. A dormir. Cepíllate los dientes. O mejor, cepillate la conciencia (porque dudo que estés dándole al cepillo durante tres minutos poniendo especial atención en los espacios que hay entre los 32 dientes, luego te pases la seda dental y, por último, te enjuagues con ese colutorio que pica tanto). Conciencia limpia. Buenas noches, hasta mañana.
Ayer llegó una carta. Es de la asociación que tramitó el apadrinamiento. Sí, tenía una niña guatemalteca apadrinada. Se llama Íngrid. Yo mandaba mis veintiún euros al mes, y me aseguraban que ella llevaba una vida digna. Y mi conciencia brillaba. En esa carta, la asociación me cuenta que la familia de Íngrid ha emigrado a otro país para buscar trabajo, y que por lo tanto le han perdido la pista. Mi dinero no era suficiente para ella. Sí para mi conciencia.
Ahora me han asignado otra. Otra niña, también de Guatemala. Se llama Sílvia, y cada medio año voy a recibir un dibujito. Y mi conciencia, limpia.
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Per acabar, només dir que sóc bàsicament feliç :D
1 comment:
Quin paio. Bonísim el post, però m'ha agradat més el dels pallassos. Jo també creuia que em feien por, però veient el vídeo em retracto.
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